He salido este invierno un par de veces a pintar "plain air" a mi lugar favorito, el pueblecillo de Istán, lugar de ensueño y retiro que ya lo fuera en la Al-Ándalus medieval, demasiado abarrotado hoy día de mansiones lujosas a ambos lados de su sinuosa carretera. Su parte norte, a la que llegan pocos turistas, se pierde entre innumerables huertos frondosos, con el rumor constante del agua que mana sin cesar de la serranía ("Manantial de Andalucía", lo llaman). En verano suelo subir con la bicicleta todas las tardes (¡ohú qué caló, mi arma!!!) y, el resto del año, con el caballete a cuestas a pintar sus rincones. La gente es agradabilísima y el sitio tiene todavía magia.... Este cuadro lo realicé (bien que a trompicones, porque resbalé y caí por la ladera escarpada) en una de esas visitas domingueras. Sólo deseaba pintar sin demasiado cuidado, soltando la mano y jugando con los colores tal y como salían de los tubos. En verdad, uno de los mejores ratos pasados en lo que va de año...... Sólo espero tener tiempo por delante e inspiración para seguir subiendo caballete al hombro a este delicioso paraje.
miércoles, 25 de abril de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)